Así es pasar un gran apagón en un hotel
El pasado 28 de abril, España, junto a países vecinos, vivió el mayor apagón de la historia. Ciudades enteras quedaron a oscuras, se cortaron las comunicaciones, el transporte se paralizó y muchos servicios básicos dejaron de funcionar.
Mientras tanto, en ILUNION Hotels, la historia fue diferente.
En cuanto el suministro eléctrico falló, nuestros equipos activaron los protocolos de emergencia. Gracias a los grupos electrógenos de gasoil, las zonas comunes de los hoteles siguieron funcionando: ascensores operativos, luces de emergencia encendidas y, lo más importante, el sistema de protección contra incendios asegurado.
Las habitaciones, eso sí, permanecieron a oscuras, algo previsto para priorizar el consumo en los espacios comunes esenciales. ¿El resultado? Un ambiente de colaboración y cercanía que convirtió la situación en una experiencia inesperadamente humana.
“Hemos vivido otros momentos críticos, como Filomena, cuando los suministros no llegaban y había que adaptarse a diario. Esa experiencia nos enseñó que estar preparados no es suficiente: también hay que saber acompañar”, explica Juan Antonio García, director de zona de ILUNION Hotels.
Cocinas de gas, cenas calientes
En ILUNION Hotels, el apagón no dejó a nadie sin su plato caliente. Gracias a nuestras cocinas de gas, pudimos mantener el servicio de restauración con normalidad.
En otros momentos complicados, como durante el temporal Filomena, ya tuvimos que reinventar menús con recursos limitados. Aprendimos entonces que un plato caliente puede ser mucho más que comida: puede ser tranquilidad.
El corte de luz también amenazaba con afectar al suministro de agua, pero los depósitos internos (aljibes) de los hoteles y nuestras existencias de agua embotellada nos permitieron seguir operando sin interrupciones. Desde las duchas hasta la hidratación básica de los clientes, todo siguió en marcha.
Un gran apagón pone a prueba más que las infraestructuras: pone a prueba la capacidad de las personas para adaptarse y cuidar de los demás.
En ILUNION Hotels, cada miembro del equipo supo responder con agilidad, empatía y compromiso, asegurando que cada cliente se sintiera acompañado, informado y seguro en todo momento.
Cuando todo se apaga fuera, contar con un lugar que sigue encendido por dentro —por su preparación y por su gente— marca la diferencia.
En definitiva, un hotel preparado no solo proporciona servicios básicos en una emergencia: ofrece calma, atención humana y la certeza de que, pase lo que pase, estás en buenas manos. Porque, cuando todo lo demás falla, hay lugares que no solo siguen en pie: siguen cuidando de ti.