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Un café con: Germán Granda

 
 

Germán Granda, CEO de Forética

Entrevista a Germán Granda, por Teresa Zamora.


28 de Octubre de 2025

“Siempre hemos extraído de la naturaleza más de lo que la hemos devuelto, pero la próxima puede ser la primera generación sostenible”.


Con enorme humildad, como es él, Germán Granda reconoce que esta frase no es suya, pero la pone sobre la mesa como un mantra, haciendo gala de otro gran rasgo de su personalidad, el optimismo.

Nuestro café con él nos deja esa mirada positiva: queda por hacer, pero es preciso echar la vista atrás y ver el camino recorrido, para apalancarse sobre lo construido, tomar impulso y seguir avanzando hacia un futuro más sostenible.

Convencido de que se conseguirá, Germán Granda, nos traslada en esta entrevista una reflexión sosegada, pero también acción, pasado, presente y retos e hitos que ha logrado alcanzar al frente de Forética, organización que ha sabido liderar con integridad y enorme perseverancia.

Cinco personas sentadas y de pie en un espacio interior con sofás y mesas, posando para una foto corporativa frente a un fondo con texto promocional. Texto en la parte inferior: Germán Granda, CEO de Forética, junto a José Ángel Preciados, CEO de ILUNION Hotels. Teresa Zamora, Directora de Marketing y Comunicación de ILUNION Hotels. Elena Martín, Directora de Sostenibilidad y Excelencia de ILUNION Hotels. Marga Herrán, Directora de Comunicación y Marketing de Forética.
Un hombre y una mujer sentados en taburetes frente a una barra iluminada, conversando en un espacio moderno con decoración minimalista y lámparas en el fondo. Texto superior:

¿Qué te llevó a enfocar tu carrera hacia la sostenibilidad? ¿Hubo algún momento clave que marcó ese camino?


Estudié Empresariales con especialidad en Finanzas en Madrid, a mediados de los años 90, en un momento de apertura global. Mientras se generaban muchas oportunidades, también comenzaban a surgir retos importantes que llegaban a la opinión pública: cuestiones ambientales, de derechos humanos… Yo me preguntaba qué podían hacer las empresas frente a esos desafíos.

Esa inquietud me llevó a estudiar desarrollo sostenible en Inglaterra, donde empecé a trabajar en una compañía que integraba el impacto económico, social y ambiental. Ahí confirmé que era posible hacer empresa desde una perspectiva más amplia.

Antes de eso, pasé por la Comisión Europea en Bruselas, trabajando en ferias comerciales en África Occidental. Luego estuve en Naciones Unidas, en Nueva York y en Guatemala, siempre vinculado a cómo las empresas podían contribuir al desarrollo. Vi que no solo se trataba de ayudas públicas o caritativas, sino de generar oportunidades reales, integrando pequeños negocios en cadenas de valor globales.

Todo eso me convenció de que las empresas pueden —y deben— ser un actor decisivo en la transformación sostenible.

¿Qué desafíos recuerdas en tus primeros años en este ámbito?


En aquellos años se nos veía casi como extraterrestres. No había interlocutores en las empresas ni en las administraciones públicas. Lo que hoy llamamos sostenibilidad entonces se denominaba “responsabilidad social corporativa”, y eran conceptos muy poco integrados en la estrategia empresarial, sin posiciones en las organizaciones y mucho menos en los gobiernos.

Tampoco existían herramientas para medir, reportar ni conectar esos esfuerzos con la competitividad. Los temas se trataban de forma dispersa y sin visión estratégica.

Afortunadamente, hoy el escenario ha cambiado radicalmente. Ahora hay regulaciones, marcos de reporte, herramientas y sobre todo conciencia. Las empresas entienden que anticiparse a los retos de sostenibilidad no solo reduce riesgos, sino que genera oportunidades: nuevos productos, nuevos mercados, mejora reputacional y atracción de talento.

¿Qué valores personales te han guiado en tu trayectoria profesional?


En primer lugar, la perseverancia. Desde que arrancamos en Forética hasta hoy, hemos atravesado crisis financieras, la pandemia… pero siempre con la convicción de que un modelo empresarial basado en la sostenibilidad, la inclusión, la buena gobernanza y la mejora de la vida de las personas es una vía sólida hacia el éxito a largo plazo.

Y el segundo valor, la integridad. Ser fiel a los principios, incluso cuando el entorno no acompaña. La sostenibilidad es un reto de presente y futuro, y hay que mantenerse coherente con esa visión.

José Ángel Preciados y Germán Granda de pie en un espacio interior, vestidos con traje formal, frente a un fondo con la frase: ‘Necesitamos líderes que inspiren, que marquen rutas de transformación’.

¿Cómo ha evolucionado Forética desde su fundación? ¿Qué hitos destacarías?


Forética ha evolucionado al ritmo al que la sostenibilidad se ha integrado en la estrategia de negocio. Pasamos de trabajar con áreas aisladas dentro de las empresas, a ser una organización que acompaña la transformación global de las compañías.

Un hito fundamental fue la creación en 2021 del Consejo Empresarial Español para el Desarrollo Sostenible, un espacio que reúne a presidentes y CEOs de grandes empresas para abordar los retos estratégicos de sostenibilidad. Es un formato similar al de otros consejos empresariales de Europa o América, y en nuestro caso, cuenta con el respaldo de su majestad el rey, Felipe VI .

También hemos visto cómo la sostenibilidad ha dejado de ser algo solo de departamentos específicos. Hoy afecta a todas las áreas: finanzas, recursos humanos, operaciones, comunicación, compras, marketing… Además, han surgido nuevos retos como los derivados de la inteligencia artificial o la economía circular (antes reciclaje), la propia movilidad o el cambio climático, que hace 25 años ni existían como conceptos.

En definitiva, hemos sido testigos de una evolución en todos los campos y en poco tiempo y, en ese sentido, Forética ha sido un lugar de encuentro y un centro de conocimiento para muchísimas empresas.

¿Cuáles son hoy los grandes retos en materia de sostenibilidad empresarial?


Desde Forética y el Consejo Empresarial hemos identificado tres retos sistémicos prioritarios:

  • La emergencia climática, que exige reducir emisiones y adaptar procesos, productos y operaciones, para poder cumplir con el Pacto de París.
  • La pérdida de naturaleza, que va más allá de proteger: tenemos que regenerar. Surgen conceptos como Nature Positive o Water Positive, que nos invitan a cuestionarnos si como empresas estamos dejando el entorno mejor de lo que lo encontramos.
  • La desigualdad, en todas sus dimensiones: económica, territorial, de género, de discapacidad… Las empresas deben preguntarse si están ayudando a cerrar brechas o si, por el contrario, las están ampliando.

¿Qué papel deben jugar los líderes empresariales en esta transformación?


Un papel clave. Necesitamos líderes que inspiren, que marquen rutas de transformación, que fijen objetivos y que demuestren con hechos que están avanzando. El liderazgo hoy debe ser coherente, estratégico y comprometido. Ya no basta con el discurso; hay que incorporar la sostenibilidad en toda la operativa y rendir cuentas de ello.

Hace 25 años apenas se hablaba de esto en los consejos de administración. Hoy, afortunadamente, forma parte del lenguaje y la agenda de muchos CEO. Pero hay que seguir.

Desde tu perspectiva externa, ¿cómo ves a ILUNION Hotels como empresa comprometida con la sostenibilidad?


ILUNION Hotels es un ejemplo claro de cómo integrar la sostenibilidad en el corazón del modelo de negocio. La inclusión ha sido desde el inicio una seña de identidad, y se ha demostrado que es compatible con la rentabilidad.

Pero no solo eso. En los últimos años la compañía ha incorporado criterios ambientales, eficiencia energética, uso de renovables, economía circular… Está marcando un estándar en el sector y contribuyendo a demostrar que otro modelo turístico es posible.

También destacaría la transparencia y coherencia en su comunicación, tanto en sus memorias y reportes anuales como en el día a día. Eso genera confianza y credibilidad.

Un hombre y una mujer conversando en un espacio interior; ella está de espaldas y él viste traje oscuro y camisa blanca, con texto sobre transparencia y comunicación. Texto visible en la imagen: Parte superior:
Hombre sentado en un sofá con plantas decorativas al fondo, vistiendo traje oscuro y camisa blanca. Texto visible en la imagen: Parte superior:

¿Qué legado te gustaría dejar como líder de Forética y como persona comprometida con la sostenibilidad?


Me encantaría que en todas las decisiones empresariales —productos, servicios, contrataciones— se incorporara siempre la mirada de la sostenibilidad. Sería una herencia valiosa: dejar un modelo de empresa más consciente, capaz de generar valor a largo plazo.

A nivel personal, aspiro a que cuando llegue 2050 podamos decir: “lo conseguimos”. Que logramos transformar nuestros sistemas productivos y de consumo para responder a la emergencia climática, como en su día se consiguió regenerar la capa de ozono. Ese sería un legado precioso.

¿Qué opinas del momento actual en Europa, donde parece que hay cierta ralentización de la agenda verde?


Estamos viviendo una fase de recalibración, no de retroceso. Tras muchos años de fuerte impulso normativo, ahora toca digerir los avances, simplificar procesos, adaptar estrategias industriales y entender los nuevos equilibrios geopolíticos.

Europa ha liderado la regulación, pero ahora necesita impulsar una industria limpia que genere empleo. China avanza en esta línea. Y en Estados Unidos, aunque el gobierno federal ha tenido posturas más tibias, muchos estados, ciudades y empresas siguen firmes en su compromiso. Ojalá estuviéramos todos más alineados para avanzar más rápido, pero es clave que sigamos impulsando este camino, ahora también por sentido económico y estratégico.

Solo el 8% de los materiales a nivel mundial se reutilizan. ¿Cómo ves el papel de la economía circular en este escenario?


Es una oportunidad enorme. Solo reutilizamos el 8% de los materiales, lo que significa que tenemos un amplio margen de mejora. Además, en un mundo con recursos finitos, cobra aún más sentido repensar cómo usamos la energía, los materiales, los alimentos…

España, por ejemplo, puede liderar industrias circulares aprovechando ese potencial. No tiene sentido tener edificios que desperdician la mitad de la energía o industrias que generan tanto residuo. La sostenibilidad es, en realidad, una señal de inteligencia económica.

¿Qué papel tienen las nuevas generaciones en este proceso de transformación?


Tienen mucho que aportar, pero también una gran responsabilidad. Por eso es importante no caer en la desesperanza ni en la ansiedad climática.

La tecnología existe, las soluciones están sobre la mesa y esta puede ser la primera generación verdaderamente sostenible. Como argumenta la científica de datos de la Universidad de Oxford, Hannah Ritchie, en su libro “No es el fin del mundo”: a pesar de la gravedad de los problemas ambientales, no estamos condenados y hay soluciones posibles. Y esto lo explica basándose en datos. Seguimos cerrando brechas de pobreza, se ha ido mejorando el vínculo entre crecimiento y emisiones de CO2, hasta ahora siempre hemos extraído más de la naturaleza de lo que le hemos devuelto, pero esta tendencia se ha revertido, y la próxima generación, puede ser la primera sostenible. Ellos pueden ser quienes cambien eso porque son los primeros que han comprendido cuáles son los límites del planeta.

Un hombre y una mujer sentados en taburetes frente a una barra iluminada, conversando en un espacio moderno con estantería decorativa y lámparas. Texto visible en la imagen: Parte superior:
Un hombre sentado en un sofá con plantas decorativas al fondo, vistiendo traje oscuro y camisa blanca, junto a texto sobre esperanza y ansiedad climática. Texto visible en la imagen: Parte superior:

¿Qué te inspira en tu día a día? ¿Hay personas o proyectos que te motiven especialmente?


Me inspira ver cómo muchas empresas están transformando sus procesos. Pequeños cambios que marcan grandes diferencias: una planta que devuelve más agua de la que consume (water positive), un nuevo cemento que reduce emisiones un 90%, un calzado reciclado… Todo eso demuestra que se pueden hacer las cosas de otra manera.

Cada vez que incorporamos una mirada ambiental o social a un reto, surgen ideas nuevas, soluciones más inclusivas y, a menudo, más competitivas. Me inspira también el compromiso de muchas personas, como las que forman parte del Grupo Social ONCE que, con su ejemplo diario, demuestran que el impacto positivo es posible.

Y en lo personal, ¿cómo consigues desconectar y mantener el equilibrio?


La conexión con la naturaleza es clave para mí. Me ayuda a mantener el equilibrio y, al mismo tiempo, refuerza mi compromiso con su protección. También valoro mucho los proyectos con impacto social, como Give & Gain, que organizamos en colaboración con ONGs.

Y por supuesto, mi familia, mi mujer y mis tres hijas, foco y, al mismo tiempo, faro de mi vida. Agradezco profundamente a las organizaciones que permiten conciliar, que cuidan a las personas y les dan espacio para que puedan estar donde más se les necesita.